¡¡¡¡El trabajo, siempre en equipo!!!!
-Los que posan en el hermoso y florido patio de La Casa Óscar de izquierda a derecha son: Miguel Morata, Juan Lorenzo Collado Gómez, María José Toquero del Olmo, Francisco Ponce, Concha Fernández González, Mª Luisa Contreras García, Carmen Galvañ Bernabé, Jesús Abril.
-Bienvenidas todas las personas a esta entrega de premios del XI certamen literario de Alfambra; ha abierto el evento el grupo musical Antonini Music, que nos acompañará a lo largo de la tarde. A continuación, les dirige unas palabras nuestro presidente Florian Novella.
-Empezar por distinguir la labor de los más pequeños, nuestros niños y niñas que orientados por sus maestras, han contribuido con sus trabajos desde las escuelas, con el interés de estimular su participación queremos entregarles este reconocimiento, este es un premio que patrocina y entrega Gregorio Novella.
-Vamos a pasar al verdadero protagonista de este acto, la entrega de los premios del Décimo primer Certamen Literario de Alfambra, el reconocimiento incluso internacional de este certamen está avalado por la numerosa participación, cada vez mayor, otro año más nos han desbordado, por encima de las 200 participantes en cada disciplina poesía y narrativa, lo que supone un esfuerzo de lectura.
En la modalidad de relatos ha obtenido el 2º premio “El tren del pecado” cuya autora es Concha Fernández González, entrega el premio Antonio Abril.
Primer premio “La cajita de música” de María José Toquero, entrega el premio. Julio Zaera.
En poesía
Segundo premio “Clara” autor Juan Lorenzo Collado Gómez, entrega el premio Teresa Crespo.
Primer Premio “Extranjera entrañada” autora Mª Luisa Contreras García. Entrega el premio. Francisco Ponce.
2017 GLORIA FUERTES, Intensa.
-Volvemos cuando el verano se funde como manteca en la sartén, escapamos del calor irritante buscando el pasado que sostiene de la memoria su persistencia, un pequeño reducto de lo vivido; el hueco que la escarcha llenó de juegos, el fugaz instante, parajes olvidados, aliento fraternal para suplir la ausencia, otros resplandores y las reverberaciones sinuosas de las campanas de la iglesia; vivir es desear lo que no ha sido.
-Estos lugares no nos pertenecen, ni nosotras a ellos. Es difícil reconocerlo, pero, una vez sabido, la nostalgia no se muestra menos dañina, recordando siempre al hombre que subía la empinada calle con barro en las albarcas y polvo en los pulmones de la tarde, partía cada mañana dejando un rastro de cansancio sagrado.
-Y a pesar de todo amamos esta tierra, sin negación, ni agua, donde se recoge el estruendo de los vientos y la tormenta, enclave de escarchas, aquí fue dispuesto que naciéramos, en este altar de altura y arcilla acumulada en siglos de reposo.
-Bienvenidas a esta nuestra tierra, contemplar su dulce cereal, hecho a fuerza de hombres y mujeres tenaces, con espaldas como el pan recién horneado, herederos de los antiguos pobladores, pastores en el ventisquero, resistentes labradores en la fatiga a la maldición del hielo, al rencor del granizo, a la sequía con su lengua polvorienta.
-Nuestra tierra, la pobre, hace tiempo que no cambia el vestido porque esconde sus propias llagas, pero en mitad del secano enrojecido albergamos que el viento nos aporte el goce de la siguiente primavera.
-Bienvenidos todos y todas al décimo primer encuentro con las letras, en el inicio de la semana cultural de Alfambra, presentamos aquí para todas vosotras los frutos sazonados del tiempo que este grupo cultural viene desarrollando día tras día, ya once años, con rigor, con ilusión y con respeto.
-Y porque hemos
sido navegantes sonámbulos, sin fronteras que rasgaran nuestras vidas, se nos
emborrona la mirada y se nos hace un nudo de dolor en la garganta, al
contemplar a los millones de personas sometidas por la sinrazón de las guerras
imperiales, condenadas a escapar de su tierra con lo puesto para salvar la
vida, no podemos dejar de mostrar indignación por quienes las originan en
defensa de sus propios beneficios económicos, o por quienes prefieren mirar
hacia otro lado, no podemos dejar de denunciar a la muerte se disfrace como se
disfrace, y nos hermanamos con las víctimas de las guerras,
malditas guerras.
-Escribir con voluntad de temblor; describir o enmudecer.
-Tal día como ayer hace cien años; Gloria
Fuertes nace en el barrio de Lavapiés, en Madrid. Su padre es conserje y su
madre costurera y mujer de la limpieza. Construyó su ser mujer como una
identidad en conflicto, atreviéndose a cuestionar formas y modos, viviendo
género y orientación con una valentía incuestionable, con una libertad que
todavía hoy, a muchas mujeres les cuesta ejercer. Como a tantas la atravesó el
36, y tal vez por eso mantuvo un ansia feroz de paz fruto de un miedo atroz de
guerra. Sabemos que creó una Biblioteca Infantil Ambulante, que hizo de la
letra, la compleja guarida de su resistencia. Así que no hay otra manera, esta
es la única posible hoy, saberla original y compleja. Enfrentarnos así a sus
poemas: con el conocimiento de su gesto asustado y transgresor y la certeza de
nuestro gesto nuevo y fundante.
(Por parte de Bibiana, Teresa, Cristina, Tere, Beatriz y Crescencia, se leen entre otros los siguientes poemas de Gloria Fuertes)
Nota biográfica
Gloria Fuertes nació en Madrid
a los dos días de edad,
pues fue muy laborioso el parto de mi madre
que si se descuida muere por vivirme.
A los tres años ya sabía leer
y a los seis ya sabía mis labores.
Yo era buena y delgada,
alta y algo enferma.
A los nueve años me pilló un carro
y a los catorce me pilló la guerra;
a los quince se murió mi madre, se fue cuando más falta me hacía.
Aprendí a regatear en las tiendas
y a ir a los pueblos por zanahorias.
Por entonces empecé con los amores
–no digo nombres–,
gracias a eso, pude sobrellevar mi juventud de barrio.
Quise ir a la guerra, para pararla,
pero me detuvieron a mitad del camino.
Luego me salió una oficina,
donde trabajo como si fuera tonta
–pero Dios y el botones saben que no lo soy–.
Escribo por las noches
y voy al campo mucho.
Todos los míos han muerto hace años
y estoy más sola que yo misma.
He publicado versos en todos los calendarios,
escribo en un periódico de niños,
y quiero comprarme a plazos una flor natural
como las que le dan a Pemán algunas veces.
Los pájaros
anidan
Los pájaros anidan en mis
brazos,
en mis hombros, detrás de
mis rodillas,
entre los senos tengo
codornices,
los pájaros se creen que
soy un árbol.
Una fuente se creen que
soy los cisnes,
bajan y beben todos
cuando hablo,
las ovejas me pisan
cuando pasan,
y comen en mis dedos los
gorriones;
se creen que soy tierra
las hormigas
y los hombres se creen que no soy nada.
Ventanas
pintadas
Vivía en una casa
con dos ventanas de
verdad y las otras dos pintadas
en la fachada.
Aquellas ventanas
pintadas fueron mi primer dolor.
Palpaba las paredes del
pasillo,
intentando encontrar las ventanas por dentro.
Toda mi infancia la pasé
con el deseo
de asomarme para ver lo
que se veía
desde aquellas ventanas que no existieron.
Preescolar
-No olvidar
que el hombre es el único
animal
que bebe sin tener sed,
que mata sin tener hambre…
Total:
no olvidar
que el hombre es el único animal.
Brindis
cotidiano
¡Brindo,
por una paz perenne (no
sólo duradera),
que dure,
lo que dure el hombre en esta tierra!
¡Brindo,
por la alegría del planeta!
¡Brindo por el arroz y la lenteja!
¡Y porque todos tengamos un poeta!
¡Brindo,
por la felicidad pequeña,
por el amor grande,
por la sonrisa tierna!
¡Brindo con las copas de todos los árboles
de la tierra!
… Y brindo de verdad,
(-¡aunque no salga de
esta borrachera!-)
El dolor
envejece más que el tiempo…
El dolor envejece más que
el tiempo,
este dolor dolor que no
se acaba,
y que te duele todo todo
todo
sin dolerte en el cuerpo nada nada.
A tantos días de dolor se
muere uno,
ni la vida se va,
ni el corazón se para,
es el dolor acumulado el
que,
cuando no lo soportas,
él te aplasta.
Mi accidente será un buen
epitafio:
Cuando una calle bajo el
sol cruzaba,
de dolor – o de amor – es
lo mismo,
murió desbaratada
Poeta
de Guardia
Otra noche más ¡qué
aburrimiento!
y nadie suena o quema o
hiela o llama,
en esta noche en la que,
como en casi todas,
soy poeta de guardia.
Yo, en un monte de olivos
Como un volcán dormido de
mentira
-parezco al parecer tan
descansada-.
Un ocio agotador que así
me enciende,
brotan de mi costado las
palabras.
Sudo tinta y tengo sed,
sed tengo,
mucha sed de manos
enlazadas.
Por la punta del monte de
mis senos
por la punta del lápiz va
la lava.
Va balada a tus pies o
bien protestas,
en una piedra al sol,
arrodillada
y la pasión del hombre se
me representa:
veo celdas con rejas,
hospitales sin camas
sabios con atómicas,
analfabetos con ayuda de cámara,
viudas con marido, casos
sin casas,
niños crueles, perras
apedreadas,
la traición de un amigo,
la destrucción de un alma.
¡No puedo más!... Me
levanto y dicen:
-Ahí va Gloria la vaga.
-Ahí va la loca de los
versos, dicen,
la que nunca hace nada.
Es
obligatorio
Es obligatorio tener
mitos
y yo gustosa desobedezco,
gustosa me plancho las
blusas,
cuando tengo tiempo,
porque antes es hablar
con los amigos.
Es obligatorio
presentarse con buenas ropas,
con buenas obras -no
interesa tanto-.
Es obligatorio no
asomarse a la ventanilla,
porque tienes que estar vivo si organizan la guerra.
Es obligatorio silenciar
que hay tumultos,
porque pueden echarte del
trabajo,
y si cantas verdades la
celda te preparan,
te preparan el llanto,
porque es obligatorio...
sufrir siendo persona,
guardar rencor,
adular al pedante,
llevar medias en los
templos,
tener bastantes hijos,
volver mañana,
tener enemigos,
es obligatorio todo esto,
y encima te prohíben
escupir en el suelo.
No perdamos el
tiempo
Si el mar es infinito y
tiene redes,
si su música sale de la
ola,
si el alba es roja y el
ocaso verde,
si la selva es lujuria y
la luna caricia,
si la rosa se abre y
perfuma la casa,
si la niña se ríe y
perfuma la vida,
si el amor va y me besa y
me deja temblando.
¿Qué importancia tiene
todo esto,
mientras haya en mi
barrio una mesa sin patas,
un niño sin zapatos o un
contable tosiendo,
un banquete de cáscaras,
un concierto de perros,
una ópera de sarna?
Debemos inquietarnos por
curar las simientes,
por vendar corazones y
escribir el poema
que a todos nos contagie.
Y crear esa frase que
abrace todo el mundo;
los poetas debiéramos
arrancar las espadas,
inventar más colores y
escribir padrenuestros.
Ir dejando las risas en
la boca del túnel,
y no decir lo inti1no,
sino cantar al corro;
no cantar a la luna, no
cantar a la novia,
no escribir unas décimas,
no fabricar sonetos.
Debemos, pues sabemos,
gritar al poderoso,
gritar eso que digo, que
hay bastantes viviendo
debajo de las latas con
lo puesto y aullando,
y madres que a sus hijos
no peinan a diario,
y padres que madrugan y
no van al teatro.
Adornar al humilde
poniéndole en el hombro
nuestro verso;
cantar al que no canta y
ayudarle es lo sano.
Asediar usureros y con
rara paciencia convencerles
sin
asco.
Trillar en la labranza,
bajar a alguna mina;
ser buzo una semana,
visitar los asilos,
las cárceles, las ruinas;
jugar con los párvulos,
danzar en las
leproserías.
Poetas, no perdamos el
tiempo, trabajemos,
que al corazón le llega
poca sangre.
Hago
versos
Hago versos señores, hago
versos,
pero no me gusta que me
llamen poetisa,
me gusta el vino como a
los albañiles
y tengo una asistenta que
habla sola.
Este mundo resulta
divertido,
pasan cosas señores que
no expongo,
se dan casos, aunque
nunca se dan casas
a los pobres que no
pueden dar traspaso.
Sigue habiendo solteras
con su perro,
sigue habiendo casados
con querida
a los déspotas duros
nadie les dice nada,
y leemos que hay muertos
y pasamos la hoja,
y nos pisan el cuello y
nadie se levanta,
y nos odia la gente y
decimos: ¡la vida!
Esto pasa señores y yo
debo decirlo.
julio 2017
Antes de dejarles de nuevo con el grupo Antonini Music para clausurar; agradecimientos y convocatoria. Agradecimientos, que nos repartimos entre todos, pues a pesar de ser un trabajo colectivo, unos estamos ante el micro, (que ya nos gusta , ya) y otros en las labores cotidianas. Enhorabuena!! Agradecimiento a Borja Fabre, por su colaboración imprescindible, a los miembros de la corporación, ya todas ustedes por su asistencia. Tiene la palabra nuestro alcalde Francisco Abril.
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