El equipo de ganadores del V Certamen literario Alfambra, posando en Casa Óscar.
Relatos cortos:
Poesía:
Especial- Óscar Abril
2011 Gabriel Celaya, la poesía como herramienta.
-Existe una visión pacata de la literatura
en general y de la poesía en particular que tiende a considerarlas cursis y
elitistas, aún más, en estos tiempos de crisis no solo económica, sino social y
humana, falta interés por la palabra; en las abruptas tierras que nos rodean,
es difícil encontrar el nexo que hermane por un lado la ruda aspereza del lamer
cotidiano, y por otro la exangüe fragilidad del verso. En este acto nuestra
intención es escarbar en el error, redescubrir el dialogo fértil entre el penar
sobre la tierra y el canto lírico.
-Un pueblo de trabajadores escudriña los
paisajes, busca la belleza del horizonte y de los rostros; el poeta moldea e
incorpora la palabra que los nombra y transforma en herramienta, martillo o
corbella, zoqueta o salmo.
-Este año, al igual que en anteriores, nos
apropiarnos del testamento de un gran poeta, ahora que se cumplen cien años de
su nacimiento: Gabriel Celaya.
-Cantemos como quien respira. Hablemos de lo
que cada día nos ocupa. Nada de lo humano debe quedar fuera de nuestra obra. En
el poema debe haber barro, con perdón de los poetas poetísimos. La Poesía no es
un fin en sí. La Poesía es un instrumento, entre otros, para transformar el mundo. ( palabras del propio Gabriel
Celaya).
-Rafael Múgica, que ese era su verdadero
nombre nació en Hernani en 1911, poeta de la generación literaria de posguerra,
uno de los más destacados representantes de la que se denominó “poesía
comprometida”. A los 17 años se traslada a Madrid a estudiar ingeniería
industrial y entabla amistad con García Lorca, Buñuel, Dalí, Juan Ramón Jiménez
y los intelectuales más celebres que pasan por la Residencia de Estudiantes.
Cuando ya nada se espera personalmente exaltante,
mas se palpita y se sigue más acá de la
conciencia,
fieramente existiendo, ciegamente
afirmando,
como un pulso que golpea la
tinieblas,
cuando se miran de frente
los vertiginosos ojos claros de la
muerte,
se dicen las verdades:
las bárbaras, terribles, amorosas
crueldades.
Poesía para el pobre, poesía
necesaria
como el pan de cada día,
como el aire que exigimos trece
veces por minuto,
para ser y en tanto somos dar un sí
que glorifica.
-En la guerra civil es capitán de un regimiento
de gudaris, su participación en la contienda contra los rebeldes acabó en
Bilbao en 1937 al caer la ciudad asediada por los golpistas. Tras años
atendiendo el negocio familiar, en 1957 se traslada a Madrid y se dedica solo a
la literatura, con la salud delicada, alterna entre el silencio y la
publicación en revistas y libros. Una sólida y coherente trayectoria vital
siempre tuvo como norte la inseparable consciencia de que el arte es un
lenguaje y la vida propia y del pueblo el mundo desde el que este lenguaje
emana y se comparte. No hay poesía afuera del vivir. Y el vivir es una realidad
íntima y colectiva que le duele profundamente en esa sociedad restrictiva y
empobrecida de la cultura de los años 50-60.
Porque vivimos a golpes, porque apenas si nos dejan
decir que somos quien somos,
nuestros cantares no pueden ser sin pecado un
adorno.
Estamos tocando el fondo.
Maldigo la poesía concebida como un lujo
cultural por los neutrales
que, lavándose las manos, se desentienden y
evaden.
Maldigo la poesía de quien no toma partido
hasta mancharse.
Quisiera daros vida, provocar nuevos actos,
y calculo por eso con técnica qué puedo.
Me siento un ingeniero del verso y un obrero
que trabaja con otros a España en sus aceros.
-Durante la década de los años 60 recibe el
reconocimiento inevitable ante la prodigiosa capacidad de conectar con el
pueblo, de escribir sobre dolores y sombras, esperanzas y esfuerzos, que hacen
de la poesía esa manera de dialogar fraterna y emotiva que supera los miedos
con una inteligencia desbordada de lenguaje claro y bien construido. Intensidad
y ritmo, no solo es música, también la intencionalidad hace que su obra se vea premiada.
Infatigable traduce a poetas extranjeros desconocidos en España, coordina
revistas, reaviva en Madrid los círculos poéticos críticos con la dictadura. Ya
en 1986 recibe el Premio Nacional de las Letras españolas. Fallece en 1991. Nos
deja su vida, su palabra, unidas siempre por la tierra, siguen vivas porque hoy
más que nunca la poesía respira libertad, aún a pesar de los cautiverios del
imperio mercantilista que impone la sola voz de la industria cultural masiva.
No es una poesía gota a gota pensada.
No es un bello producto. No es un fruto
perfecto.
Es
algo como el aire que todos respiramos
y es el canto que espacia cuanto dentro
llevamos.
Son palabras que todos repetimos sintiendo
como
muestras, y vuelan. Son más que lo mentado.
Son lo más necesario: lo que no tiene nombre.
Son gritos en el cielo, y en la tierra son
aire.
-En el mundo actual que considera necesario
lo superfluo, las palabras de Gabriel Celaya ondean como una bandera de paz,
solidaridad y salvación: “Poesía para el pobre….” alimento para el espíritu; poesía
cargada de valores para humanizarnos, mejorar el mundo, revitalizar a los
jóvenes; aún hoy nos pellizca osadamente los huesos el aire de su corajuda voz,
a la luz de este centenario convenimos que aún respira.
-Los poetas están entre el pueblo, son antes
pueblo que poetas, hombres y mujeres amerados por la constante lluvia, que
dibuja con clariones perrogatos imperfectos, que aprendimos que son rayuelas;
del vientre reseco de esta tierra brotan carruchos, ortigas, y el zumbido
incesante de los tábanos; la poesía no es una, cada poeta se forma y construye
con su propia experiencia, ese cruce de emociones, de realismo y armonía a la
vez, el esfuerzo por extender el pensamiento que nos atraviesa y nos sacude;
eso es lo poético, no es más poeta el consagrado y el divo que el artesano de
la palabra, y justo es reconocer un menestral de este pueblo, que nos acompañó
durante décadas con sus versos, me refiero claro a Fortunato Crespo.
A vosotros
labradores.
Tú labrador que has arado
con cariño tu hacienda
siéntate un rato y descansa
tienes derecho a una tregua
en la plaza o en tu puerta
¡Que no es tu cuerpo de mármol,
Ni tu corazón de piedra!
Ya tienen nubes los cielos
y las tardes ya refrescan
ya está el rastrojo labrado
y están barridas las eras
el trigo está en el granero
y las faenas no te aprietan
aunque muy pronto tendrás
preparada otra tarea.
-En este poema supera de manera simple la
compleja situación entre lenguaje y realidad, no hay una sola manera de
convertirlo en poema, pero Fortunato Crespo ahonda en las emociones, ejerciendo
con absoluta libertad, trascendiendo el sentido de las propias limitaciones del
lenguaje nos hermana con la tierra, con la labor y el sufrimiento cotidiano,
sabe ver y cantar lo que es su propia realidad y la de sus paisanos, nos vemos
acarreando por los caminos de Altabás y oímos el roce ronco de los carros cargados
de avena, las albardas ajadas y los pantalones “piazaos”.
Arriba, otra vez arriba
que sopla la brisa fresca
y a gloria sopla el ambiente
y a música el campo suena
y la tierra humedecida
ya os reclama la siembra.
-No es petulancia, no nos abochorna hablar a
la vez de dos poetas tan distantes; uno maestro, reconocido intelectual,
reverenciado, culto que aparece en las enciclopedias, y el otro el tío
Fortunato, paisano, autodidacta, esforzado jornalero del verso; lo vimos bajar
por la calle de San Roque a lomos de su burra, la última de la población,
seguramente urdiendo en su mente un poema dedicado a los jóvenes, a la virgen o
a los esforzados labradores. Para ambos reivindicamos el mérito de su propia
creatividad, su estado de inocencia, el destello donde se configuran a partes
iguales austeridad y afecto. Su aliento permanece.
-Gracias poetas.
Agosto
2011
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