2007

  





  -Posando nuestro Primer cuadro de Honor, tras el fallo del jurado resultaron ser los ganadores del primer certamen literario, de izquierda a derecha: 

-Luís Suárez García, 3º relatos por "Una vida que pasa".
-Ángel Collado Mateo, 1º relatos por "La sombra de Zhan Ziyi".
-Manuel Domínguez Senra, 2º poesía por "Es la sangre del mar".
-Jesús Martinez Mira, 1º poesía por "Aquella extraña amistad".
-Demetrio González Cordero, 2º relatos por "Con los cinco sentidos".
-Salvador Moreno Pérez. 3º poesía por "No me abandones nunca".

 
                               

    -La mesa estuvo constituida por el Alcalde Amador Villamón acompañado a su izquierda por los concejales de Cultura: Manuel García, Begoña Belmonte y Víctor Crespo, a su derecha el presidente del Grupo Literario Francisco Ponce y Juanita Crespo, tesorera.


















         -Todo improvisación, todo experimental; el salón de plenos del ayuntamiento lleno, Miguel Morata en su estreno de presentador trataba de hilvanar un discurso "Cuando vuelvan los cangrejos" uniendo la defensa del medio ambiente a la vuelta del artrópodo -en otros tiempos tan numeroso- a poblar las futuras aguas limpias del río Alfambra.  



















   -El alcalde, entregando a Ángel Collado el premio al ganador en la modalidad de relatos. 
Al finalizar el evento literario departimos con los premiados en La Casa Óscar, una cena  fría y una excelente conversación.   

                 Por si vuelven los cangrejos

   -Volver al río de nuestro pasado reciente, -fue ayer y han  transcurrido miles de años-, donde los huidizos cangrejos (crustáceos decápodos) poblaban las aguas cristalinas; su velocidad nos exigía pericia para atraparlos y audacia para sacarlos de lo recóndito de su escondite, allí esperaban con sus amenazadoras pinzas, el daño siempre se veía coronado con el éxito y exhibíamos su tamaño con orgullo desmedido.

   -Fue ayer nuestra infancia; hoy soñamos con repoblar el río Alfambra casi seco, aunque se antoje una empresa utópica; igual que quisiéramos alimentar la máquina de carbón del tren de los sueños estacionado en el puente La Venta, que debía acercarnos la prosperidad, decirles a los viajeros inmóviles del muelle de la estación que no es en vano su espera; la realidad es más tozuda y triste, las figuras recortadas de metal siguen estáticas, la mirada perdida hacia la sierra tras la que se encuentra el mar.

   -Entreveramos en esta lectura algunos versos del admirado poeta asturiano, aunque leonés de adopción, Antonio Gamoneda:

                                   Pasaron treinta días

                                    cambió el color de la tierra

                                    también creció la lentitud del río.

  -¿Qué podemos hacer por nuestro pueblo? Nos preguntamos quienes amamos estas tierras y formamos parte de sus gentes por origen o devoción, y la pregunta se transforma en savia envenenada, alimentando la desazón por las pérdidas y el desarraigo, se lanza al aire a la espera de  respuesta ante un futuro incierto. Nos negamos a desaparecer, queremos espolear los caballos de la imaginación, las gentes de nuestro pueblo desde tiempos inmemorables han estado creando vida de la tierra con el esfuerzo de siglos de anónimos jornaleros, de infatigables trabajadores de la gleba, héroes en la contienda de la vida aunque no figuren en los tratados de historia, auténticos protagonistas, olvidados u ocultados por quienes se beneficiaron de su sacrificio, silenciados tras los nombres de reyes o insignes caballeros.

  - Antonio Gamoneda fue galardonado con numerosos reconocimientos entre los que destacan el Premio Nacional de Poesía (1988) y el Premio Cervantes 2006.

                                   Teníais para uniros

                                   únicamente kilómetros

                                   de  tierras rojas y un río

                                   que desciende cada vez más despacio.

   -Volvamos a nuestro río, a lo que queda de él, a los paisajes que riega y transita, a sus aguas, por si vuelven los cangrejos las encuentren preñadas de vida, estemos preparados a recibirlos, a ofrecerles disculpas; fue nuestra voracidad la que acabó con su hábitat, nuestro desarrollo depredador el que los llenó de detergentes, de nitratos y aceites rancios. A pesar de que desaparecieron hace mucho tiempo, es imaginable pensar en su vuelta, solo tienen que andar como ellos saben, hacia atrás, desandar lo andado. Nosotros  pondremos las dosis de ilusión y el esfuerzo del que siempre hemos hecho gala los habitantes de esta tierra.

   -Desde el púlpito que ofrece este acto cultural, a modo de humilde homenaje vuelvo a los versos de Antonio Gamoneda, poeta inmenso, de comprometido verbo como desprendido del erial, de la contemplación de un paisaje desolado, como nacido de la fría extensión para dejar su melancólica constancia del despojamiento, su poesía contempla la desnudez de la existencia.

                                   Te sentirás seguro en el mundo

                                   habrás sabido que no hay soledad pero que hay

                                   algo más fuerte y más útil. Y hermoso

                                   conocerás el destino

                                   y crecerá tu paz al acercarse la noche

                                   y al ir sabiendo que la vida es

                                   una inmensa, profunda compañía.   

                                                                                                                                Agosto 2007




                                   Fotos gentileza de Francisco Ponce https://franciscoponce.com/

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