ENTREGA PREMIOS XVII CERTAMEN LITERARIO DE ALFAMBRA. AGOSTO 2025

 



Los ganadores en Casa Óscar: Carmen Galvañ, Ana Vega, Rafael Becerra, Carla Collado (en representación de Borja) y Manuel Montoya. 


Buenas tardes a todos, queridos alfambrinos y alfambrinas. Muchas gracias por acompañaros en este acto, que marca el inicio de la semana cultural en Alfambra.

Soy Beatriz Abril. Como presidenta del Grupo Literario y Cultural Alfambra, es para mí un honor inaugurar este 17º certamen literario.

Van 17 ediciones. Para un pueblo tan pequeño como Alfambra, haber creado desde 0 este certamen y celebrarlo año tras año, y van 17, con el nivel, el entusiasmo y el cariño con el que se celebra, solo puede calificarse de milagro.

Pero lejos de ser un milagro divino, este milagro tiene nombres y apellidos. Los de todos los miembros del Grupo Literario y Cultural Alfambra, gracias a lo cuales, todo esto que vais a ver hoy aquí, se hace posible.







Son meses de preparación: desde la convocatoria de las bases del certamen, pasando por la venta de lotería, haciendo la lectura de todos los relatos (186 este año) y poemas (130), además de los relatos del premio Óscar Abril (28 relatos) para poder seleccionar a los ganadores en un proceso largo pero emocionante, coordinarnos con el ayuntamiento para este acto, pasando por traer flores, comprar comida, elaborar los textos que aquí leemos… y todo para llegar al culmen, el día de hoy, este acto que con tanta ilusión se celebra hoy por 17ª vez. También quiero incluir en este reconocimiento a Luisa y su trío Capricho, que con su clarinete, chelo y violín dan vida a nuestras palabras con canciones que nos hacen vibrar y emocionarnos. Gracias por estar aquí un año más. Gracias también a Borja, que siempre nos ayuda y nos facilita toda la logística y sonido en el acto. Un gran aplauso a todos ellos, que verdaderamente lo merecen.

Ahora os voy a pedir que olvidéis por un momento que os hablo como presidenta del grupo y os me dirijo a vosotros como Bea, una alfambrina más, ya que quiero aprovechar este altavoz para rendir un pequeño homenaje a una alfambrina que nos ha dejado demasiado pronto: Ana Belén Escusa, con 43 años, hace poco más de un mes. Joven, con toda la vida por delante, llena de alegría y vitalidad. Quiero enviar todo el amor, fuerza y cariño a sus padres, hermana y familiares. Siempre la llevaremos en nuestros corazones. (Un aplauso para que lo oiga allá donde esté.)


Bueno, llega el momento de dar inicio al acto. Como sabéis, tenemos tres secciones en nuestro certamen: relato corto, poesía y premio Óscar Abril Alegre.

Antes de pasar a la entrega de premios, es ya una tradición en este certamen rendir tributo a un autor o autora y haceros llegar a todos parte de su esencia a través de su biografía y obras. Este año, siendo testigos del genocidio de Gaza, al que estamos asistiendo atónitos en directo, os queremos traer dos autores que utilizan la palabra como método de resistencia, esperanza y libertad. Miguel y Maite han sido los artífices de este maravilloso texto que vais a escuchar después de las piezas musicales que nos ofrece el trío Capricho.





Miguel Morata  

   -Como cada año al regreso, se activa un tenue sentimiento de tristeza, contemplando la cada vez mayor ausencia de familiares y amigos, su pérdida va unida al daño de la memoria; recordar solo algunos apellidos y motes, apenas sus rostros. El olvido y el recuerdo como parte de la vida. ¿Dónde hemos estado en este prolongado alejamiento y qué hemos aprendido?, que la gente aquí y allá no se rinde, ni los más longevos que regurgitan sus recuerdos desde la espantosa posguerra; muchos de ellos envejecen como los olivos, al sol del invierno, secándose poco a poco pero aferrándose a la vida, únicamente conservan el olor de esta tierra, no conocen otro espacio y otro recuerdo más próximo que el de su madre mojando el pan seco con vino y azúcar para endulzar el paladar hambriento, porque siempre había una mano amorosa dispuesta para acercar algo comestible a la boca. Rezuman soledad y hace mucho tiempo dejaron de preguntarse  ¿Qué otra vida contemplarían si hubieran partido?




   -No importa la respuesta, fueron ellos quienes mantuvieron el regato desbrozado  para que transcurrieran las aguas portadoras de vida.

   -Volvemos, y no somos nosotros quienes volvemos, somos los pecios que quedan a la deriva; al partir nos alejamos no solo de este espacio, también de nosotros mismos; acabando siendo otras personas, algo íntimo se pierde en el trayecto, se evapora como la nieve de la cumbre. Nunca volveremos a vivir días como aquellos.

   -Miramos y remiramos alrededor con la esperanza de que algo nos los devuelva, se activen en nuestro interior como esa vieja película en blanco y negro de las que proyectaban en el cine California, pero ha perdido su fuerza narrativa en cada fotograma; los buscamos en cada rincón de la calle del barranco en que quedaste solo, agitando la mano de despedida con tus pantalones remendados y tu triste sonrisa congelada.

   -Hoy en el parque, niños y niñas desconocidos corretean desatados, madres jóvenes los observan despreocupadas. Son hijos y nietos de quienes fueron nuestros intrépidos compañeros de aventuras  por el río y las eras; también comparten juegos hijos e hijas de personas que tuvieron como nosotras que abandonar su casa empobrecida buscando algo tan sencillo como sobrevivir.

   -Viéndolas, siento tristeza; me acuden las imágenes del genocidio –pues no tiene otro nombre posible- al que someten  a niños y niñas como ellas en Gaza, y acuden las lágrimas a nublar mis ojos por la impotencia al contemplar esas muertes inocentes sin que nadie haga algo para evitarlo. Trato de  superar el nihilismo que ha impregnado la sociedad y recurro a la poesía como refugio, como tabla de salvación en este repugnante Titanic que se hunde inexorablemente, arrastrando consigo a esta sociedad hedonista,  en acto de autoinmolación despiadada.

   -Esta tarde, desde aquí, queremos establecer un dialogo poético como abrazo literario fraternal, que atraviese los océanos, las fronteras, sobrevuele el estallido de bombas y misiles, y contribuya a acallarlos dialogo entre la poeta norteamericana Emily  Dyckinson y el poeta palestino Mahmud Darwish y frente a tanta muerte y destrucción acercar la esperanza. La vida.

 


                         Un diálogo poético entre Emily Dickinson y Mahmud Darwish


 (Introducción al diálogo: Maite López)

En extremos opuestos del mapa y del tiempo, florecieron dos voces que, sin saberse, se reconocen en la eternidad del lenguaje: Emily Dickinson que nació en Amherst, Massachusetts,en 1830 y Mahmud Darwish que nació en Al-Birwa, Palestina en 1941.

Ella, Emily, la poeta lírica más memorable de Estados Unidos. Vivió desde los márgenes de una sociedad que no aceptaba que una mujer tuviera una opinión y una voz propia. Escribió con originalidad, ingenio y audacia. Renunció al matrimonio, apenas publicó en vida y eligió la reclusión, el exilio interior. Construyó un universo desde la habitación de su casa, que era su espacio de libertad y su encierro. Desde allí vivía sin normas ni ataduras, era libre y transformaba la soledad en posibilidad, la muerte en metáfora, la esperanza en un pájaro sin jaula.

La esperanza es una cosa con plumas

que se posa en el alma

y canta una canción sin letra,

y nunca, nunca se calla.

Y más dulce suena en el vendaval;

Y muy fuerte tiene que ser la tormenta

para acallar a ese pajarillo

que a todos nos alienta.

La oí en las tierras más frías

y en el más lejano mar;

aunque nunca me pidió una migaja

ni en la mayor adversidad.

Él, Mahmud, el poeta del pueblo palestino, obligado a abandonar a los ocho años, junto con su familia, su pueblo, que fue arrasado por el ejercito sionista del recién creado estado de Israel. La palabra, su arma en la resistencia. En su juventud tuvo que exiliarse, escribió desde los márgenes del mapa y del cuerpo, llevando en su lengua a una patria herida. Mahmud fue la conciencia poética del pueblo palestino, pero también fue un humanista radical, que encontró belleza entre los escombros, y esculpió la libertad en el idioma del dolor.

Los poemas que escribió hace décadas se podrían leer como si fuesen los de ayer o antes de ayer en Gaza. Necesidad de recordar que la Nakba no es un proceso cerrado y concluido, que sigue y continúa y que el proyecto sionista para acabar con el pueblo palestino se viene planificando desde hace mas de un siglo.

 

(Poema de Mahmud: Miguel)

En la orilla del mar hay una niña, la niña tiene familia

Y la familia una casa.

La casa tiene dos ventanas y una puerta...

En el mar, un acorazado se divierte cazando a los que caminan

Cuatro, cinco, siete

Caen sobre la arena. La niña se salva por poco,

Gracias a una mano de niebla,

Una mano divina que acude en su auxilio

Ella llama: ¡Padre!

¡Padre! Levanta, vamos: el mar no es para nosotros.

No responde su padre, caído sobre su sombra, a merced de la ausencia,

Sangre en las palmeras, sangre en las nubes.

La lleva su voz en volandas, la alza y la aleja de la orilla.

Ella grita en la noche desierta.

No hay eco en el eco.

Ella se convierte en el grito eterno de una noticia

Urgente que deja de ser urgente cuando

Los aviones regresan para bombardear una casa

Cuando ya no hay dos ventanas y una puerta.


 Maite

¿Qué los une? La palabra como refugio. El lenguaje como semilla contra el olvido. La esperanza como gesto radical. Ambos fueron seres íntegros, con la valentía de dedicar la vida a un objetivo, la escritura. Ambos escribieron desde los márgenes de la sociedad del momento, ambos habitaron la poesía como un lugar de libertad, donde la vida no se rinde.
















                                                             ****Diálogo poético*****

Os voy a invitar a que imaginéis por un momento a estos dos poetas, aquí y ahora, uno en un jardín en ruinas, otra en una silla junto a la ventana de su casa.

En un paréntesis de espacio y tiempo, el viento nos trae sus palabras uniendo estas dos voces.

La parte de Emily: Maite López

La parte de Mahmud: Miguel Morata

Emily Dickinson

Una palabra es muerta cuando se dice —

 Dicen algunos —

Yo digo que apenas comienza a vivir

Ese día.

Mahmud Darwish

Y yo digo que una patria comienza

cuando una madre pronuncia su nombre en medio del exilio.

La palabra es mi tierra,

y es también mi herida.

Emily Tierra, dijiste —

Y en mí suena como el eco de un campo que nunca vi,

pero cuyas flores me visitan en sueños.

¿Sabes, Mahmud?

Aun en mi habitación cerrada,

la esperanza picoteaba mi alma como un ave invisible.

Nunca la vi, pero me habitaba.

Mahmud

La esperanza Emily…

Camina descalza entre escombros,

recogiendo memorias del polvo.

Mi casa fue demolida,

pero aún siembro sobre su tierra la palabra,

como quien lanza trigo al viento.

Tal vez crezca, tal vez se pierda.

Pero hay esperanza en sembrar.

Emily

Yo no temía a la muerte,

la conocí como a un cochero paciente.

¿Pero quién puede temer lo que no duele?

 La muerte — solo es un cambio de vestido.

¿No es así?

Mahmud

Aquí, la muerte no espera.

Ella entra como soldado,

rompe las puertas del alma.

Pero aún así,

enterramos a los nuestros con versos

para que vivan.

Emily

Entonces, Mahmud,

¿la palabra es un ataúd, o unas alas?

Mahmud

Depende de quién la escriba.

Yo la escribo con sangre,

para que otros puedan leerla en voz alta

como quien enciende una lámpara en medio del sitio.

Emily

Y yo la escribía en silencio,

para que el alma la oiga sin interrupción.

Tu guerra es de cuerpos,

la mía fue de sombras.

Pero ambos escribimos contra el olvido.

Mahmud

Sí, tú escribiste al jardín, yo al olivo.

Tú al alma, yo al cuerpo herido.

Pero los dos hablamos a quienes vendrán.

Emily

Entonces, canta, Mahmud.

Haz que la ruina florezca.

Yo te acompañaré desde esta ventana,

donde aún brota la luz,

y el colibrí regresa.

Mahmud

Y tú, Emily, haz que el silencio nos escuche.

Que el recuerdo no sea solo dolor, sino semilla.

__________________________________

Maite:

Y el eco de sus versos queda suspendido, como si aún hablaran a través del tiempo, contra la muerte, a favor de la vida.

 

Gracias Miguel y Maite por este memorable tributo Emily Dickinson y Mahmud Darwish.

Permitidme que empecemos con los premios a los alumnos de la escuela de Alfambra. Sus trabajos están expuestos aquí. Veréis que se han esmerado mucho.

Voy a llamarles para que suban todos al escenario y reciban su merecido premio por su trabajo sobre la familia. Este premio lo patrocina y entrega Gregorio Novella:

Premio ex aequo del curso Infantil 3 años: Mia y Valeria Marcos Vicente

Premio del curso Infantil 4 años: Stefan Ratiu

Premio del curso Infantil 5 años: Ayesha Nawaz

Premio del curso 1º Primaria: Alma Diest Romero

Premio del curso 2º Primaria: Martina Blasco Herrero

Premio del curso 3º Primaria: Yahyá Bellahmama

Premio del curso 4º Primaria: Erika Guillén Pons

Premio del curso 5º Primaria: Raúl Alvino Martos

 

 

Ahora sí, ha llegado el momento de la entrega de premios del 17º certamen literario. 

Ahora pasamos a la categoría de poesía y empezamos con el segundo premio. Los autores podrán leer su poema, así que no voy a adelantar nada. Demos un aplauso a RAFAEL BECERRA BERNAL por su trabajo TIERRA DE CONEJOS. Entrega el premio Duvi Abril






En la categoría de poesía, nos queda el primer premio. Demos un aplauso a ANA VEGA BURGOS, por su trabajo RABIA. Entrega el premio Ramona Castellano

 




Pasamos ahora a la sección especial, el premio Óscar Abril Alegre.

Creo que todos los alfambrinos sin excepción saben quién fue Óscar Abril Alegre pero para los que no sois de aquí, os pongo en antecedentes. Hace ya 24 años una célula terrorista de Al-Quaeda decidió sembrar el terror en Madrid un fatídico 11 de marzo. Los terroristas llenaron varios trenes de mochilas con explosivos a primera hora de la mañana, cuando los trenes iban repletos de trabajadores y estudiantes que se dirigían a sus trabajos y a sus universidades, a empezar un día más. En el trágico saldo, además de más de 1.400 heridos, hubo 191 asesinados en esos trenes, entre ellos Óscar Abril Alegre, alfambrino, mi hermano, con tan solo 19 años. El sufrimiento que provocó este atroz atentado no se puede expresar con palabras.

Óscar era un chico noble, respetuoso, amigo de sus amigos y fiel a su gran pasión: el deporte.

Los miembros de la asociación Grupo Literario y Cultural de Alfambra quisieron rendir homenaje a la memoria de Óscar creando una sección especial dentro de este certamen literario que fuera solo para jóvenes y que llevara su nombre, para que su recuerdo perdurara en la memoria de todos y para que el 11-M no cayera en el olvido. Al igual que hemos recordado el genocidio de Gaza, no debemos olvidar injusticias y atrocidades pasadas. Un pueblo sin memoria es un pueblo abocado a cometer los mismos errores del pasado.

Pues bien, hoy, en su décimo séptima edición, tengo el honor de presentar al ganador de esta sección de relato corto Óscar Abril con un relato que nos habla de un encuentro fortuito entre dos personas de diferentes generaciones que tienen algo en común y se abren el uno al otro en una profunda conversación. El ganador es BORJA COLLADO LÓPEZ-TERCERO por su trabajo SOLO QUEDA ESPERAR. Recogen el premio su madre y su hermana; lo entrega Maribel Alegre





 

Vamos ahora con la categoría de relato corto y su segundo premio. Nos sumergimos en una mente soñadora que pasa su vida detrás de una desconocida a la que idealiza como musa. Demos un aplauso a CARMEN GALVAÑ BERNABÉ por su trabajo TU IMAGEN FUGAZ. Entrega el premio  Esther Abril

 


Pasamos ahora al primer premio de relato corto. Se trata de un relato cargado de emoción donde una enorme pérdida conduce al protagonista por caminos insospechados hasta poder llenar ese vacío. Demos un aplauso a MANUEL MONTOYA VICENTE por su trabajo MARIPOSAS. Entrega el premio Cocha Caballero




Llegamos al fin de este acto. En nombre del Grupo Literario y Cultural Alfambra, damos por finalizado este certamen felicitando a todos los premiados por su calidad literaria y deseando que nunca dejen de escribir y deleitarnos con sus obras. Terminamos con otras dos piezas musicales a cargo de nuestro querido trío para poner el broche de oro a este acto.




 



1 comentario:

  1. Mil graci as por vuestra hospitalidad, puedo decir con orgullo que me llevo un buen puñado de amigas y amigos.

    Rafa Becerra

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